A 37 años de vida democrática, hoy nos preguntamos si estamos verdaderamente fortaleciendo su vitalidad, o por el contrario, contribuimos a debilitarla. ¿Restringir que podemos hablar, lo que tenemos para decir, o limitar aquello que queremos expresar es parte del modelo de democracia que hoy celebramos?
La libertad de pensamiento y de expresión son el corazón de la vida en democracia y su protección atraviesa toda nuestra Constitución Nacional: la importancia que tienen los comunicadores y medios de información anida en la divergencia, la pluralidad y en enriquecer el control desde la ciudadanía.
El ataque, la persecución y la estigmatización a periodistas de la oposición, tanto profesional como hacia su persona, reflejan la intolerancia y traducen un ejercicio abusivo del poder.
Frente a estos hechos nos surgen más interrogantes que respuestas. ¿Hacia dónde caminamos como sociedad? ¿Estamos fortaleciendo una construcción plural o alimentando una restricción de la disidencia? ¿Somos “enemigos” quienes pensamos diferente?
Hoy hacemos eco del reclamo que Adepa y Fopea levantan a viva voz, repudiando los ataques contra periodistas, buscando resguardar el derecho a la libertad de expresión contra todo ataque y restricción: el miedo y la censura como mecanismos de control de la opinión pública solo son “un retroceso en nuestra construcción democrática.”
Poniendo en resalto la función de servicio público a la que todos los servidores del estado estamos convocados, debemos repudiar y rechazar todas las prácticas que puedan llevar a la violencia frente a la libertad de expresión, velando por el valor fundante de la democracia: la igualdad y la libertad en todas sus formas para todos los argentinos y argentinas.