Agradezco a cada una de las personas que durante estos días de definiciones de candidaturas mostraron su apoyo. Colectivo de mujeres y diversidad, dirigentes del interior y la capital, jóvenes, militantes e independientes. Ese incondicional apoyo es entender a la política como un proceso de transformación, real, y no simplemente discursivo.
Una sociedad y una militancia cansada de las asimetrías y de la desigualdad que ya nos han llevado a múltiples derrotas y una nula representación de los verdaderos reclamos debe terminar. Considero firmemente que no hay representación sin igualdad, sin transversalidad, sin escuchar los problemas y las necesidades de la gente.
Las y los dirigentes debemos ser fieles a nuestras palabras, con hechos, con actos y no solo con expresiones ante los micrófonos. Nuestro compromiso, y la misión de la alianza ha sido desde su inicio ofrecer una propuesta de cambios fundada en valores éticos, morales y republicanos que no pueden ser depuestos por la avaricia personal. Como militante primero, como dirigente del radicalismo y de Juntos por el Cambio hago un llamado a la autocrítica.
Llamo a repensar nuestras acciones en relación a esos ideales y valores que buscamos transmitir a la sociedad. Hoy reafirmo mi compromiso y convoco a quienes me han acompañado, pero también a quiénes no lo han hecho. Los invito a trabajar para alcanzar los consensos, representar a la sociedad, y generar propuestas superadoras a los problemas actuales.
Nuevamente les agradezco todos su cariño, y les aseguro que de este proceso, debemos estar más unidos y fortalecidos para luchar por la verdadera transformación política y social. Voy a intensificar mi trabajo, por cada una y uno de ustedes. Aún queda mucho camino por andar juntos. Pero juntos en serio.